Últimamente mi tiempo libre brilla por su ausencia, tengo muchos proyectos abiertos y la palabra descanso es algo efímero que va y viene en dosis del tamaño de una cucharilla de café, jejeje… Pero estoy contenta porque cada día me gusta más lo que hago y me siento afortunada de levantarme cada mañana con una motivación que me anima a despertarme con ganas cuando suena el despertador.
Aunque hay unas cuantas cosas que estoy descuidando, entre ellas un cáos tremendo en casa, que hace las veces de hogar, de estudio y de trastero… Necesito unos días para organizarme y nunca puedo sacarlos, así que este punto, que puede parecer ridículo, no me permite fluir tranquila porque parpadea en mi cabeza un brillante luminoso que dice: LIMPIEZA… Además, estas semanas también estoy un poco obsesionada con la filosofía minimalista, no es que me guste tomar decisiones al extremo, pero hace unos días vi este documental y me hizo reflexionar sobre la importancia que le damos a las posesiones materiales y todas las ataduras que llevan implícitas. Y tengo que ser honesta, desde que descubrí mi faceta foodie y abrí el blog, cada día acumulo más y más y máaaaas utensilios y objetos y creo que ha llegado el momento de plantearme qué es lo realmente necesito (al menos en este momento). Todos mis props son de primera necesidad (jejejeje) así que tendré que desempolvar el baúl de los recuerdos y empezar a deshacerme de cosas que hace años que no uso. De este modo, quizás, los 60 metros cuadrados en los que vivo no me parezcan tan agobiantes…
Y después de hacer estos apuntes, también os digo que, por muy terrible y desorganizada que pueda ser mi rutina a veces, hay algo que nunca descuido: la alimentación. Si siento que estoy comiendo mal me entra el bajón máximo, así que nunca, nunca jamás (a no ser que no tenga otra opción y no me he visto en el caso) dejo de buscar huecos para comer de manera saludable, completa y equilibrada. Por este motivo es tan importante ser un poco previsora y tener los “básicos” a tiro de piedra en la nevera. Y el pudin de chia es mano de santo para estas fases. Haces cantidad para 2-3 días y puedes disfrutar de un superalimento delicioso en casa o para llevar. Hoy voy a mostrarte una de mis combinaciones favoritas de los últimos tiempos: pudin de chia de vainilla y cardamomo con sirope de dátiles y fresas, está brutal y no puede ser más fácil. Si te animas a probarlo me cuentas!
INGREDIENTES PARA 2 PERSONAS
– 250 ml de leche de almendras bio
– 80 gr de semillas de chia
– 1 cucharadita de vainilla en polvo
– 1/2 cucharadita de cardamomo molido
– 1 chorro de sirope de agave al gusto
– 4-5 fresones maduros
– 3 dátiles medjoul
– el zumo de media lima
– Toppings: arándanos deshidratados, crema de cacahuete, anacardos, polen, fresa troceada y cúrcuma en polvo
INSTRUCCIONES
1. En un bote de cristal mezclamos la leche, la vainilla, el cardamomo, el sirope de arce y las semillas de chia. Cerramos, agitamos y guardamos en la nevera toda la noche (o al menos 2-3 horas hasta que las semillas absorban el líquido).
2. Colocamos en el vaso de la batidora, las fresas, los dátiles sin hueso, el zumo de lima y un chorrito de agua y procesamos hasta conseguir una compota.
3. Servimos en un par de cuencos con la cantidad de toppings al gusto y a disfrutar.