Siempre he considerado la lasaña como un plato mágico que nunca sale mal, el relleno puede ser de lo más variado, pero la base de pasta y una buena salsa de tomate es infalible. En esta ocasión he preparado una vegetariana de grandes dimensiones para la comida de navidad y he tenido que olvidarme del queso y los lácteos porque una de mis hermanas es intolerante a la lactosa, así que esta receta también es apta para veganos 🙂 Nunca antes había sustituído la bechamel por una base de tomates cherry con crujiente de frutos secos y pesto y la verdad es que esta nueva versión me resulta mucho más deliciosa y menos pesada, además el resultado visual le aporta un toque muy colorido y original. Las láminas de pasta las compré en el Mercado Agroecológico de Malasaña en el puesto de los chicos de “Trigo Limpio”, me he vuelto adicta a sus productos artesanales y para esta lasaña he utilizado mezcla de trigo y mezcla de espelta integral. La salsa de tomate casera ha sido cortesía de mi querida madre, elaborada con tomates de huerto del Valle del Tiétar 🙂
INGREDIENTES
- Medio kg de láminas de pasta para lasaña
- 1 litro y medio de salsa de tomate casera
- 250 gr de champiñones
- 250 gr de espinacas frescas
- 1 cebolla grande
- 2 puerros
- 2 zanahorias
- 1 calabacín grande
- 1 berenjena grande
- 2 dientes de ajo
- 100 gramos de aceitunas verdes deshuesadas
- 100 gr de mezcla de cacahuetes y anacardos crudos
- 3 patatas cocidas grandes
- crocanti de frutos secos (nueces, almendras y anacardos)
- 10-15 hojas de albahaca fresca
- Orégano silvestre
- un puñado de perejil fresco
- Sal y pimienta al gusto
- Nuez moscada en polvo
- Aceite de oliva
- 1 vaso de vino blanco
- 4 cucharadas de pesto casero
- 4 tomates muy maduros
Lo primero que haremos será poner las patatas a cocer con piel durante 1 hora aproximadamente, hasta que estén blandas pero no se deshagan. Una vez cocidas las dejamos enfriar, las pelamos y reservamos. Yo he tenido la suerte de contar con una salsa de tomate casera, si no la tienes hecha te recomiendo que por comodidad la prepares un día antes. Si no también puedes usar las latas de tomate triturado que venden en los supermercados y freírlo, aunque si tienes tiempo para para hacerla casera mucho mejor.
Pelaremos/lavaremos todas nuestras verduras por separado en dados como si fuésemos a preparar un pisto y reservamos. Cocemos las láminas de pasta por tandas de 4-5 en abundante agua hirviendo con una pizca de sal, pimienta, nuez moscada y un chorro de aceite de oliva. Para que no se peguen removeremos continuamente con una cuchara de madera hasta que la pasta esté “al dente” (unos 5 minutos). Iremos colocando nuestras láminas en un recipiente grande con agua fría. Las dejamos un par de minutos y las pasaremos a una bandeja limpia. Reservamos.
Comenzaremos a sofreir nuestras verduras por grupos hasta que estén pochadas y luego las mezclaremos junto a la salsa de tomate. Primero pocharemos la cebolla, el puerro y el ajo con 3-4 cucharadas de aceite de oliva durante 6-7 minutos a fuego bajo, pasado este tiempo añadiremos los champiñones picados con una cucharada de romero seco, cuando el champiñón esté medio hecho vertimos una taza de vino blanco y dejamos a fuego hasta que el alcohol reduzca. Añadimos las espinacas, removemos unos minutos hasta que estén hechas, retiramos del fuego y reservamos en un recipiente amplio.
Ahora vamos a rehogar el calabacín y la berenjena y dejamos a fuego hasta que estén blandos. Salpimentamos y echamos estas verduras en el mismo recipiente donde hemos colocado las anteriores.
En una sartén o cazuela grande a fuego bajo vamos a vertir la salsa de tomate junto al sofrito de verduras y mezclamos todo mientras salpimentamos y añadimos las especias que más nos gusten (en mi caso orégano seco, tomillo, unas hojas de albahaca y romero). Reservamos. Picamos unas aceitunas y las incluimos en la salsa de verduras. En una bandeja de horno colocaremos nuestros cacahuetes y anacardos crudos y los tostaremos durante 5-6 minutos a 180º. Una vez tostados los pasamos por la trituradora y añadimos este crocanti a la salsa.
Ahora vamos a pelar las patatas cocidas y las vamos a cortar en rodajas finas. Las depositamos en una bandeja grande o encimera y vamos a hacer un aliño de ajo, perejil, una pizca de sal y aceite de oliva. Con ayuda de una espátula o brocha de silicona rociamos la superficie de las patatas con este aliño. Reservamos.
Por otro lado vamos a preparar otra salsa de tomate con tropezones de zanahoria. Pelamos y cortamos nuestros tomates sin corazón y comenzamos a sofreirlos, los batimos un poco, añadimos la zanahoria cortada en dados muy pequeñitos y añadimos sal y un par de cucharadas de azúcar moreno para suavizar la acidez. Dejamos a fuego muy bajo hasta que la salsa esté espesa y de un rojo oscuro. Esta salsa de tomate la colocaremos sobre nuestro último piso de lasaña.
Preparamos una bandeja grande de horno y la engrasamos con un poco de aceite de oliva. ¡Comienza el montaje de nuestra lasaña! Primero ponemos una capa de pasta, continuamos con otra capa de patatas y encima de ésta una capa de nuestras verduras en salsa de tomate. Repetimos operación para conseguir un segundo piso. Sobre la segunda capa de verduras pondremos otra capa de pasta y sobre la pasta espolvoreamos el crocanti de frutos secos. Repartimos encima nuestra salsa de tomate con zanahoria y espolvoreamos un poco más de crocanti de frutos secos. Ahora cortamos en rodajas nuestros tomates cherry limpios y los colocamos hasta cubrir toda la superficie. Rocíamos los tomates cherry con un poco de salsa pesto casera ayudándonos de una espátula de silicona y horneamos durante 30 minutos a 160º. Decora con unas hojas de albahaca fresca y un poco de orégano silvestre y listo!